A la derecha del Vestíbulo Inferior, frente a la estatua de Hércules procedente de la Colección Farnesio, se abre la Escalera Real que los soberanos recorrían para acceder a sus apartamentos.
Síntesis perfecta entre el rigor clásico y la escenografía barroca, la Escalera está formada por 116 peldaños de mármol de Trapani, distribuidos entre la monumental rampa central y las rampas laterales que conducen al Vestíbulo Superior. Los mármoles procedentes de las canteras del Reino crean una armonía cromática de gran sugestión. El Vestíbulo Superior, de forma octogonal, es el núcleo del edificio, donde los brazos centrales del Palacio se cruzan. Aquí, el espacio se anima con una sucesión vertiginosa de bóvedas, arcos, columnas y pilares que culminan en el motivo en espiral de la gran cúpula central.
Desde el Vestíbulo Superior se accede a la Capilla Palatina y al recorrido museístico.
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El programa iconográfico de la Escalera Real
Todas las estatuas que custodian la escalera de honor fueron concebidas por Luigi Vanvitelli para celebrar la grandeza de Carlos de Borbón.
Los leones de mármol que vigilan la rampa central representan la fuerza de la razón y la fuerza de las armas, las cuales garantizan al soberano el dominio sobre sus territorios.
En la pared del fondo de la rampa central se alzan tres grandes esculturas: en el centro, la Majestad Regia de Tommaso Solari, que representa al rey Carlos montado sobre un león, flanqueado por el Mérito de Andrea Violani y la Verdad de Gaetano Salomone. Estas dos últimas figuras simbolizaban las cualidades que todo visitante de la Casa Real debía poseer para ser admitido en presencia del rey.
La doble bóveda elíptica
La bóveda de la Escalera Real constituye otra fuente de asombro para los visitantes del Palacio Real. Está formada por una doble estructura que testimonia las habilidades ingenieriles de Luigi Vanvitelli.
A través de la bóveda exterior, decorada por Girolamo Starace-Franchis con las alegorías de las cuatro estaciones, se vislumbra una segunda bóveda interior, que el mismo pintor había frescado con El Palacio de Apolo. Pero en tiempos de los Borbones los efectos especiales no terminaban ahí: en el espacio entre las dos bóvedas, oculto a la vista, se situaba la orquesta, encargada de acompañar triunfalmente la entrada del cortejo real.