Los espacios más íntimos de la reina
El boudoir de María Carolina está compuesto por cuatro estancias conectadas entre sí, destinadas al aseo y al bordado. Realizado entre 1780 y 1782 bajo la dirección de Carlo Vanvitelli, el boudoir —lugar de la vanidad femenina— está decorado con un exuberante gusto rocaille, que contrasta con el severo estilo neoclásico de las estancias del rey Fernando.
Las decoraciones son un triunfo de espejos y estucos, obra de los mejores artesanos activos en el Palacio Real de Caserta, entre ellos Gennaro Fiore y Bartolomeo Di Natale.
En la bóveda del Gabinete de Tocador, Fedele Fischetti rindió homenaje a la reina con un fresco dedicado al Aseo de Venus.
Para su espacio privado, María Carolina quiso rodearse de todas las comodidades: la bañera, revestida de oro, está provista de grifos para agua caliente y fría. En una hornacina se conserva uno de los primeros bidés de Italia, en madera de caoba y bronce dorado. En el cercano Gabinete de uso del Ristretto no faltaban los lavamanos de mármol y un verdadero inodoro dotado de descarga, del cual hoy solo permanece la instalación.