Capilla Palatina

A petición del rey Carlos de Borbón, Luigi Vanvitelli proyectó la Real Capilla Palatina siguiendo el modelo de la de Versalles, aunque él mismo la consideraba “mala, desproporcionada en todo”. Distanciándose del modelo francés, situó la Capilla dentro del Palacio Real, con acceso directo desde el Vestíbulo Superior.
Las obras fueron continuadas por su hijo Carlo, quien se ocupó de las decoraciones, y concluyeron con la inauguración de la iglesia en la Navidad de 1784, en presencia del rey Fernando IV.

La Capilla presenta una gran nave de planta rectangular, flanqueada por dos filas de columnas que se elevan sobre un alto basamento. En el altar destaca la Inmaculada Concepción de Giuseppe Bonito, única pintura que sobrevivió a los bombardeos de 1943. Los mármoles policromos del pavimento, el techo revestido de oro y las suntuosas decoraciones diseñadas por Vanvitelli sintetizan a la perfección el espíritu clásico con un vivo toque barroco.

Aviso: Todos los domingos, de 12:00 a 13:00, se celebra la Misa en la Capilla Palatina.
La Capilla Palatina tiene una capacidad de 200 plazas: 100 están reservadas para la Curia Episcopal de Caserta y las restantes para el público del Museo.

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Los mármoles más bellos del Reino

El rey Carlos dedicaba una atención especial a la Capilla Palatina y seguía cuidadosamente el avance de las obras. Para decorar la “casa de Dios” no quiso escatimar gastos. Eligió los mármoles más bellos entre los extraídos de las canteras del Reino de Nápoles y de Sicilia, seleccionándolos según su calidad y su color: fior di persico, amarillo, gris, verde antico, para obtener la vivacidad cromática que hoy caracteriza a la Capilla Palatina.

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El altar y el sagrario

El proyecto original de Luigi Vanvitelli preveía un altar de mármol de gran calidad y un sagrario de piedras preciosas, que debía ser realizado por el Laboratorio de Piedras Duras de Nápoles. Ninguna de las dos obras llegó a completarse. Cuando Fernando II solicitó la finalización del ábside con motivo del VII Congreso Internacional de Ciencias de 1845, se utilizaron dos modelos provisionales: un altar de estuco y un sagrario de madera tallado por Antonio Rosz, que nunca fueron reemplazados.

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Los bombardeos de 1943

Para embellecer la Real Capilla, el rey Carlos y su esposa María Amalia encargaron ocho grandes pinturas a los artistas más renombrados del siglo XVIII europeo: Sebastiano Conca, Giuseppe Bonito y Anton Raphael Mengs. Casi todos los lienzos fueron destruidos durante el bombardeo aéreo que alcanzó la Reggia de Caserta en septiembre de 1943, junto con parte del techo y de las columnas, los órganos, las esculturas y valiosísimos objetos litúrgicos. Algunas columnas conservan aún las huellas del bombardeo, como testimonio de uno de los momentos más dramáticos de la historia mundial.

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